A veces pasa que me vuelvo un poco Momo, aunque sin saber escuchar tan bien.
Escucho y escucho.
Los problemas, alegrías, tristezas, amores y desamores de mis amigos y no tan amigos. Luego, me preguntan: "And how are you?"
Y yo digo: "Fine!" con una sonrisa en la cara.
Que resulta que sí, que sí que estoy "fine". Que sigo sin haberme estresado desde que llegué, que le sonrío a la vida y retomo el contacto con gente que parecía haberse emborronado en el camino.
Pero…
"Fine", como bien nos decimos Georg y yo, no es una respuesta. "Everybody could say fine, come on!"
Y, sin embargo, la respuesta mía que le sigue es: "Well, I don't know, I'm ok. With tons of work, just like everybody else, but at least I don't get stressed. I'm pretty happy in general, don't know, just enjoying as much as I can."
María, el otro día, contándome todas sus aventuras y los líos en los que la meten por en medio y yo, después, solo supe decir: "Bueno, bien, en mi línea y au."
Hoy, hablando con Yuval, me ha contado los pequeños problemas económicos de su familia, de un amigo con el que la relación se ha deteriorado, de su padre buscando fondos para hacer otro documental… y yo, de nuevo: "I don't know, just fine!"
Y ha sido entonces cuando me he re.dado cuenta de lo que me callo, de cómo me guardo, de cómo inconscientemente no abro la boca por miedo a no molestar. Y eso es malo, lo tengo comprobado, porque a la que lo intento, me oigo estúpida.
Dentro de poco habré olvidado cómo hablar de mí.
¿O será que mi vida ha dejado de ser un gráfico de y=sin(x) comprimido con x=tiempo y y=estado de ánimo?