diumenge, 12 d’octubre del 2008

A mi ritmo, colega!

Que
aunque lo parezca
los árboles desnudos ya no se me caen encima.

Y las hojas,
como minutos,
van cayendo poco a poco
[o mucho a mucho].
Pero yo, tranquila
tranquila y cantando
caminando a mi pasito.

Dice Ruth que allá donde vive ella, se dice que da buena suerte coger las hojas que caen de los árboles.

Y yo así cojo los minutos
con una suave sonrisa
y una caricia en la palma de la mano

dejando que caigan al suelo
y que se vayan amontonando en aquello que solemos llamar experiencias.