dimecres, 3 de setembre del 2008

Soy una hipócrita



Todos vivimos con una tremenda hipocresía.
"Presumimos", por así decirlo, de ser revolucionarios o revolucionarios a medias, de querer una sociedad diferente, un mundo más justo, un consumo sostenible de los pocos recursos que ya nos quedan... y, sin embargo, nuestras acciones no solo no reafirman lo que decimos o pensamos, si no que no concuerdan.
Y me pongo a mí como primer ejemplo.

Hoy iba de camino al colegio, debían ser las 9 menos algo de la mañana, y al lado de un contenedor había una niña, seguramente "roma" (gitana), que rebuscaba en la basura esperando encontrar algo.
Y yo, señores, iba escuchando "la primavera trompetera" en mi Ipod.

¿Hasta cuánto seríamos capaces de renunciar para que otros ganasen?
Un mundo sostenible nunca será posible sin que nosotros, ciudadanos primermundistas, reduzcamos notablemente nuestro nivel de consumo.
Pero escuchen, ¿quien de nosotros está dispuesto a perder la suma comodidad en que vive?
A mí, sinceramente, me costaría/costará muchísimo.

Y sé, sé que darle mi Ipod, que reducir mi nivel de vida, o cualquiera otra cosa que se nos pueda ocurrir, no cambiaría nada. Lo sé. Que sin un cambio social colectivo las cosas siguen igual.
Pero oigan, el mundo a veces me puede.
Y sin el pesimismo demasiado latente, que conste.

3 comentaris:

Anònim ha dit...

Bueno, ya que pedías comentarios, pues que no se hagan esperar.

Desde mi punbto de vista, la anomia social que existe en este momento, participa de los valores demócratasolidarios que nos venden a través de una televisión de plasma. No nos engañemos, el capitalismo se sustenta a base del 3er mundo y de la indiferencia de mucha gente frente a los problemas que ocurren en este.
No creo que el problema sea que somos unos hipócritas, sino que la gente no reconozca que es sumisa al dinero. Además la gente venera el dinero como algo trascendental, mientras es, seguramente, una de las cosas más efímeras que existen. Y hay una cosa que nadie sabe ver y es que cuánto más rico se hace uno, más pobre se hace otro.
El dinero en realidad lo puedes ver como si fueran favores. Si tu un día vas a tu panadería a comprar unos croissants, y se les estropea el horno, si tu en ese momento se lo arreglas, les solucionas el día y ellos estarán encantados de que te lleves unos cuantos croissants para ti. Y si te fijas ambas acciones requieren hoy en día un intercambio de dinero.
Creo que gran parte de la responsabilidad de que haya pobreza, miseria, inanición y otras desgracias, recae sobre nosotros por permitir que a nuestro gobierno le produzca tal indiferencia.

En un país bien gobernado, la pobreza avergüenza, pero en cambio, en un país mal gobernado la riqueza avergüenza.

Realmente son cosas que deprimen...


salu2

domo

Anònim ha dit...

Tens tota la raó. En tot el que has dit. I pareix mentida perque a mi em va passar una situació molt pareguda; amb ipod i tot.

Per cert m'he fet un blog. T'agregue allí.

T'estime!

Neus ha dit...

from: http://www.fotolog.com/domo1/40039822
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Me ha gustado el comentario que has dejado al blog. Sobretodo la frase "cuánto más rico se hace uno, más pobre se hace otro".
Però jo crec que més que nosaltres per permetre que al govern li siga indiferent, part de la responsabilitat recau més en el fet de la quasi nula consciència social i els pocs intents que es fan per augmentar-la.
Perquè de totes formes, si al govern no li foren indiferents les misèries del món. Què faria? Alguna ajuda internacional? Algun altre parxe per a fer creure als ciutadans que estem fent el bé? La majoria dels governs actuals només fan que reafirmar amb reformes de caire socialista una societat de injustícia exponencial...
I què faig jo? Nu se, estos dies estressar-me per lo depriment de la situació.
L'ànim social em ve i va.
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